@BarbaraCabrera
“Aunque no te ocupes de la
política, ella se ocupará de ti”
Yves Montand
A cuatro semanas de la jornada electoral,
existe un tópico que parece diluirse y amenaza con guardarse en el baúl de los
recuerdos electorales: las encuestas. Para que ello no ocurra y contribuir a la
memoria permanente, esta Nornilandia la dedico a ese componente
altamente analizable en esta incipiente democracia. Ese mundo cuasimisterioso que puede constituir una
eficiente arma político-electoral para algunos actores situados en la palestra
pública, no solo de nuestros días sino para aquellos de la vieja guardia que
anhelan su regreso.
¿Por
qué interesan este tipo de herramientas? ¿Cómo las ven los políticos? ¿Es
oportuno seguir hablando de ellas? ¿Es cierto que son útiles? ¿Es necesaria su
regulación?
Sin
duda, la reciente contienda electoral puso de manifiesto el interés sobre este
tipo de estudios que hoy en día resultan ser punto de polémica, sobre todo por
lo alejadas que estuvieron algunas de ellas del resultado electoral; lo cual se
prestó y seguirá prestando a suspicacias. Se evidenció el favoritismo de
ciertas casas encuestadoras en su bina con medios de comunicación sobre un
candidato u otro. No obstante, eso esta consumado, los resultados de éstas quedaron
para la historia electoral; y, en todo caso, deben servir de pauta para pasar a
otro nivel; debatir su eficiente regulación para impedir en elecciones futuras
su utilización a conveniencia.
Durante
el reciente proceso electoral, los entonces candidatos opinaron sobre las
encuestas de opinión, veamos lo que dijeron:
Josefina
Vázquez Mota “juegan un papel definitivo en la toma de decisiones. Es una
fotografía muy valiosa”
Enrique
Peña Nieto “se gobierna con las encuestas no para las encuestas. Sirven de
termómetro para tomar decisiones pero no es el único”
Andrés
Manuel López Obrador “cuando las encuestas están bien hechas, reflejan la
realidad del momento”
En
este tenor, la importancia y manejo que conservan las encuestas como
instrumentos en las campañas electorales, no está a discusión. De hecho, son utilizadas
por los mismos contendientes como una fotografía en movimiento de la percepción
del electorado. La cuestión es la manera en que se utilizan y la ambigüedad
legal existente para que no se susciten más los “usted disculpe” en caso de
fallas como las documentadas.
Actualmente,
el asunto sobre su regulación se encuentra en el Senado de la República, en
específico en las comisiones de Gobernación y de Estudios Legislativos, quien
tiene en sus manos la eventual aprobación de un proyecto de reformas entre las
que se encuentra la iniciativa de la autoría de Leonel Godoy cuyo objetivo
central es sancionar hasta con 10 mil días de salario mínimo a las empresas que
incumplan los criterios metodológicos que en su momento determine el Consejo
General del IFE. Modificaciones propuestas que se complementan con reformas al
COFIPE para dar al IFE la facultad de verificar la realización de encuestas,
estudios o sondeos de opinión de tal manera que estos se ajusten a lo
establecido en la ley y a los lineamientos de carácter científico en la
materia. Para llevarlo a cabo, debe convocarse a un periodo extraordinario de
sesiones.
Es
trascendente decir, que no todo inicia, ni termina con una sanción. Es imperativo
dar otros pasos estratégicos para dar eficiencia y eficacia –no solo desde la ley-
a las encuestas electorales; como un adecuado funcionamiento institucional.
¿Estarán
a la altura nuestros legisladores para implementar estas disposiciones? ¿Será
su interés convocar a ese necesario periodo extraordinario para comenzar a dar
solución a este mundo nebuloso? o ¿Dejarán acaso en manos de la próxima
Legislatura este tema? en caso de que así sea ¿harán borrón y cuenta nueva los
nuevos legisladores o tomarán como base los elementos que en estas semanas se
han debatido en la Cámara alta? ¿O seguiremos inmersos a una República de las
encuestas?
Continuemos
esta charla en la Twittósfera.
¡Nos
leemos la próxima Nornilandia!