@BarbaraCabrera
“La prueba para saber si puedes hacer un trabajo o no, no debería depender de la organización de tus cromosomas”
Bella Abzug
Cuando una sociedad tiene la imperiosa necesidad de que a través de un Tribunal se aperturen los espacios de participación política a las mujeres; se presta a varias lecturas. Incluso, es un debate inacabado donde se hacen presenten defensores exacerbados de este tipo de derechos; del otro lado, los más ecuánimes que saben de su trascendencia, pero no se desgarran las vestiduras. Lo cierto es que, la lucha de este sector por obtener lugares en cualquier espacio de la sociedad –sobre todo en el ámbito público- se ha construido de manera paulatina y a base de reformas legislativas y posteriores sentencias judiciales.
En recientes fechas, se lanzará una campaña denominada “Soy Juana, no juanita”. Algunos de mis lectores se preguntarán ¿Qué es eso de las juanitas? ¿De qué trata? ¿Qué lanzarán una campaña al respecto? ¿Quién la promueve? ¿Para que servirá? ¿Dónde la veremos? Vayamos por partes.
Para poner en contexto al lector, advertiré que todo comienza por allá de junio de 2009, cuando de pronto salta al estrellato político un personaje surrealista que, aunque tiene por nombre real Rafael Acosta Ángeles; va por la vida autodenominándose y presentándose a quien se le ponga enfrente como “Juanito”. Es innecesario señalar que se sabe que es un ex actor de cine de ficheras, ex desnudista, ex luchador, madreador profesional y comerciante ambulante.
“Juanito” es un fenómeno que trascendió porque así lo permitimos. Este personaje fue en aquellos ayeres el candidato del Partido del Trabajo a la jefatura delegacional de Iztapalapa, una delegación con más de 3 millones de habitantes. Exiliado del Partido de la Revolución Democrática donde afirma no lo dejaron crecer. Una vez ganada la elección y pese a todo rinde protesta y luego de algunos eventos suscitados señala “voy a cobrar la primera quincena como delegado de Iztapalapa y me voy. Pido licencia para que entre Clarita (Brugada)”, esto lo dijo esbozando una amplia sonrisa, mientras posó para las cámaras fotográficas y de televisión antes de iniciar una conferencia de prensa.
Derivado del fenómeno “Juanito”, surge lo que hoy en día se reconoce como “las juanitas” que son aquellas mujeres que ganando una diputación federal, piden licencia para dejar el puesto a su compañero de fórmula ¿Simulación? ¿Utilización? ¿Pragmatismo? ¿Estrategia? ¿Decidieron no estar preparadas para el cargo? ¿Negociación?
Ante esta circunstancia, tuvo que intervenir el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con el objetivo de fortalecer la participación de las mujeres en cargos de elección popular, en búsqueda de la anhelada equidad de género. Para tal efecto, emitió una sentencia conocida coloquialmente como “anti Juanitas”, donde se ordena a los partidos políticos que en la lista de candidatos a puestos de elección popular no se postule a una candidata mujer con un suplente hombre.
No todo terminará en un cúmulo de fojas que en conjunto conforman el expediente, donde a través de palabras, términos jurídicos y un discurso grandilocuente se defiende a un sector que se dice y se sabe vulnerado. Se arrancará una campaña para “rendir cuentas a la ciudadanía y que esta sepa que el TEPJF vela por los derechos ciudadanos al impartir justicia electoral”, la cual se exhibirá en los vagones de las líneas 1 (Pantitlán-Observatorio); 3 (Indios verdes-Universidad); 8 (Garibaldi-Constitución de 1917); y, 9 (Pantitlán-Tacubaya) del Sistema de Transporte Colectivo Metro; y en las estaciones de las líneas 1 (Insurgentes); 2 (Tacubaya-Tepalcates); y, 3 (Tenayuca-Etiopía) del metrobús.
¿Porqué únicamente el Distrito Federal? ¿Cuándo se difundirán este tipo de situaciones en el resto del país?
Lo que es un hecho, es que ante la insuficiencia de cultura de una nación, debido a la insensibilidad y grado de utilización de los unos contra los otros; se torna imperativo plasmar en la Ley , lo que debiera ser un derecho esencial del ser humano: la igualdad de oportunidades. Luego, ante la falta de observación de la legislación, peregrinar hacia el siguiente escalón que es llevar ante quien dicta justicia la narración de esos acontecimientos para que se determinen las formas, las maneras; y esto se convierte en el cuento de nunca acabar.
Me pregunto ¿Merecen ser llamadas “juanitas” las mujeres que por una u otra situación o coyuntura deciden dejar los cargos para el cual fueron electas? si es así ¿Cómo tendríamos que denominar a aquellos o aquellas que cual chapulines saltan de un cargo a otro sin terminar el encargo que la ciudadanía les ha conferido a través del voto? ¿Debe existir una sanción para que se nos respete a los ciudadanos? digo, finalmente son nuestros representantes, sean hombres o mujeres, son quienes de manera natural tienen la obligación de rendirnos cuentas. Sí, ya lo sé tenemos una democracia todavía en construcción, la cual dudo mucho tenga buenos cimientos; y eso es porque nosotros lo hemos provocado, tolerando y hasta promovido. ¿Hasta cuando? Hoy son las “juanitas” ¿y mañana que será?
Me pregunto ¿Merecen ser llamadas “juanitas” las mujeres que por una u otra situación o coyuntura deciden dejar los cargos para el cual fueron electas? si es así ¿Cómo tendríamos que denominar a aquellos o aquellas que cual chapulines saltan de un cargo a otro sin terminar el encargo que la ciudadanía les ha conferido a través del voto? ¿Debe existir una sanción para que se nos respete a los ciudadanos? digo, finalmente son nuestros representantes, sean hombres o mujeres, son quienes de manera natural tienen la obligación de rendirnos cuentas. Sí, ya lo sé tenemos una democracia todavía en construcción, la cual dudo mucho tenga buenos cimientos; y eso es porque nosotros lo hemos provocado, tolerando y hasta promovido. ¿Hasta cuando? Hoy son las “juanitas” ¿y mañana que será?
Por hoy, es todo.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!