@BarbaraCabrera
“Cuando alguien dice estar de acuerdo, en principio, en hacer algo, quiere decir que no tiene la menor intención de hacerlo”
Otto von Bismark
Desde que el politólogo de profesión, con maestría y doctorado en Ciencia Política de 41 años, Alejandro Poiré Romero fue ungido Secretario de Gobernación aquel 17 de noviembre de 2011; después del trágico accidente aéreo donde murió su antecesor, Francisco Blake Mora, no puedo dejar de percibirlo como el vocero en materia de seguridad del Gabinete del Señor Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Y en esta ocasión, aunque en pleno uso de las facultades que la propia Ley Orgánica de la Administración Pública
En esta ocasión, presentó un decálogo de compromisos gubernamentales, con los que según indica, se busca blindar la elección de infiltraciones del crimen organizado y de esta manera garantizar un proceso transparente y equitativo. ¡Aplausos por favor ante tan buenas intenciones!
Manifiesta el Secretario de Gobernación que se harán los ajustes para “desplegar a las fuerzas del orden necesarias para garantizar la seguridad en zonas que serán reforzadas” y es que como está el nivel de inseguridad en el país no es para menos este tipo de declaraciones. ¿Será que después del escándalo de infiltración del crimen organizado en el proceso electoral de Michoacán el niño Poiré prefiere adelantarse con buenas intenciones a manera de escudo protector? ¿Es posible en el México que vivimos y sobrevivimos llevar a cabo estas acciones?
Veamos esos diez puntos, presentados en formato de decálogo; y seguidos de una interrogante a cada uno de ellos:
1. Seguir adelante en el cumplimiento del Convenio que firmamos con el Instituto Federal Electoral, para garantizar la seguridad y tranquilidad del Proceso Electoral Federal 2011-2012.
¿Seguridad y tranquilidad para quien o quienes? ¿Para los ganadores, los perdedores o ambos?
2. La Secretaría de Gobernación seguirá trabajando, de manera estrecha, con las dependencias del Consejo de Seguridad Nacional.
¿Acaso no es ésta una obligación permanente? ¿O solo será durante el periodo electoral?
3. El Gobierno Federal se ceñirá a los criterios de transparencia, de rendición de cuentas y de absoluto apego a la ley en el uso de los recursos públicos.
¡Insisto! ¿Solo en época electoral? ¿Seguirá imperando el resto del tiempo la opacidad y nula rendición de cuentas?
4. La jornada electoral deberá realizarse sin contratiempos y con el mejor funcionamiento posible de todos los recursos e instrumentos del Estado.
¿A quien va dirigido este mensaje? ¿Y si no se observa? ¿Hay alguien que aspire a que la jornada no se lleve a cabo con tranquilidad?
5. El Gobierno Federal hace un llamado a la ciudadanía para que denuncie cualquier ilícito en materia electoral ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, FEPADE.
Con el reciente cambio de fiscal en esta materia ¿estará a la altura, capacidad y con el equipo necesario para dar cause a nuestras denuncias?
6. La estrecha colaboración que mantenemos con el IFE será el signo de todo el proceso electoral.
¿En qué consiste la estrechez de esa colaboración? ¡Aclaren que luego se presta a suspicacias!
7. El Gobierno Federal cumplirá las normas reglamentarias para la difusión de campañas gubernamentales.
¿Por qué insistir en que una obligación legal forme parte de un decálogo? ¡Señores, este es un valor sobreentendido!
8. Para cumplir con la responsabilidad constitucional de garantizar la seguridad de los candidatos durante el Proceso Electoral Federal, el Gabinete de Seguridad profundizará en las acciones que le corresponden para la eficaz operatividad y coordinación de las fuerzas del orden público.
¿Están previendo algún hecho similar al de 1994?
9. La Secretaría de Gobernación seguirá en contacto, con los liderazgos de todas las fuerzas políticas para continuar trabajando con ellos.
¿Las “fuerzas políticas” incluyen a la lideresa del SNTE? ¡Que desconfianza! Esperemos no se dejen maniatar.
10. La Secretaría de Gobernación mantendrá abiertas las puertas con las distintas autoridades electorales del país.
¿Cuándo las han tenido cerradas? ¿Acaso algún antecesor de la Secretaría de Gobernación ante su falta de oficio las cerró y perdió las llaves?
Una vez dado a conocer lo anterior me pregunto ¿Y los cómos? digo, no solo de buenas intenciones y de decálogos se vive en una incipiente democracia. Es imperativo instrumentar. ¿No lo creen?
Por hoy es todo.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!