@BarbaraCabrera
“Todo hombre decente se avergüenza del gobierno bajo el que vive”
Henry Louis Mencken
Lo he dicho en diversas ocasiones y hoy lo reitero: tengo una pluma y no dudaré en usarla. Sin distinción de colores e ideologías soy una mujer proactiva, propositiva, revolucionaria de ideas y persistente crítica del poder.
Soy una observadora participante de la situación que enfrenta México lindo y herido. Conozco sus instituciones, sí aquellas que hemos heredado de la revolución. Como investigadora, estoy al tanto de las reformas legales que van delineando la vida económica, social, educativa, política… Sé que la inactividad de los legisladores va en detrimento de diversos sectores poblacionales. Estoy cierta de que la justicia (cualquiera que sea su definición) no es lo que señala el texto constitucional: porque no es rápida, ni pronta, ni mucho menos expedita. Corroboro que las políticas públicas implementadas no son las mejores, ni están pensadas en beneficio de la sociedad en general. Percibo de un porcentaje considerable de la población un “valemadrismo” absoluto.
Así que esta Nornilandia está dedicada exclusivamente a manifestar situaciones que percibo inconvenientes:
¡Que vergüenza las autoridades que tenemos!
¡Que vergüenza aquellas personas cuya primer palabra en el vocabulario es pretexto!
¡Que vergüenza que a pesar de ser un país colmado de riquezas naturales no salimos adelante!
¡Que vergüenza utilizar la creatividad para evadir situaciones y no para evolucionar!
¡Que vergüenza la apatía de la gente al no reaccionar ante una injusticia!
¡Que vergüenza que no tenemos las leyes necesarias para regular la realidad social imperante!
¡Que vergüenza el Sistema Educativo Nacional que no forma para la competitividad!
¡Que vergüenza salir de nuestras casas con el temor de no regresar con bien!
¡Que vergüenza los padres que explotan a sus hijos haciéndolos trabajar, en lugar de mandarlos a la escuela!
¡Que vergüenza no hacer lo suficiente para construir mejores ciudadanos!
¡Que vergüenza preferir aguantar ciertas situaciones, antes de manifestar una opinión fundada!
¡Que vergüenza no hacer uso de los mecanismos de participación ciudadana que tenemos!
¡Que vergüenza el individualismo que se practica de manera constante!
¡Que vergüenza los candidatos que hacen promesas que de antemano saben no cumplirán!
¡Que vergüenza los mexicanos que no ejercerán su voto porque prefieren ver el fútbol!
¡Que vergüenza los medios de comunicación que ayudan a candidatos a entregar despensas!
¡Que vergüenza los evasores de impuestos!
¡Que vergüenza los malinchistas que reniegan de ser mexicanos!
El poder del cambio está en nosotros, actuemos a la de ya. De lo contrario nos pasará como la historia de Alguien, Nadie, Todo el mundo y Cualquiera que les comparto a continuación:
Había un grupo de cuatro personas que se llamaban: “Alguien” “Nadie”, “Todo el mundo” y “Cualquiera”. “Todo el mundo” estaba seguro de que “Alguien” haría un trabajo importante que “Cualquiera” podría hacer. Pero “Nadie” lo hizo. “Alguien” se disgusto porque pensó que era el trabajo de “Todo el mundo” y que “Cualquiera” podía haber exigido de “Alguien” que lo hiciera; y podía haber acusado a “Cualquiera” por no realizar el trabajo que “Todo el mundo” debía hacer.
Conclusión: Si “Alguien” trabaja, con amor e interés, entonces, “Nadie” culpara a “Cualquiera” porque “Alguien” habrá hecho el trabajo en que “Todo el mundo” debe participar.
No esperemos que otro realice lo que compromete mi responsabilidad.
¡Lo dejo a la reflexión!
Un placer compartir con ustedes.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!