@BarbaraCabrera
“Todas las leyes que se dictan tienen por base la desconfianza;
ninguna descansa en la virtud de los ciudadanos”
Édouard René Lefebvre de Laboulaye
La aprobación de iniciativas de ley constituye una de las funciones principales del Poder Legislativo, ya sea que reformen, deroguen, abroguen o expidan un nuevo ordenamiento; y una vez llevada a cabo esta actividad, el objetivo debiera ser proporcionar a la sociedad herramientas legales para hacer frente a la problemática en que estamos inmersos.
No obstante, en la actualidad, el proceso legislativo enfrenta una serie de problemáticas que inciden en el demérito de la credibilidad del Poder Legislativo; de la cual, como experta en temas legislativos me he ocupado en otras Nornilandias.
En esta ocasión, presento a mis lectores un diagnóstico inicial de las causas que detonan la inactividad legislativa, y éstas son:
- Intromisión de factores reales de poder para encauzar la dictaminación hacia un sentido determinado.
- Falta de interés de los legisladores para proporcionar soluciones a problemas concretos que a través de un instrumento legal pueden comenzar a remediarse.
- Incumplimiento de los plazos para presentar el dictamen, debido a que son varias las Comisiones a que fue turnado.
- Interrupción de los plazos para dictaminar porque termina el periodo ordinario de sesiones, retomándose en todo caso para el próximo.
- La intervención de ambas Cámaras en el proceso de dictaminación, lo que lo vuelve complejo.
Finalmente, como generadora del pensamiento crítico, culmino esta Columna planteando una pregunta de la cual me encantaría conocer sus respuestas:
¿Si el Poder Legislativo no genera leyes adecuadas a las necesidades actuales del país, que puede pasar?
Espero sus valiosos comentarios.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!