@BarbaraCabrera
“Se también que es tan imposible que el vulgo se libere de la superstición como del miedo”
Baruch Spinoza
Ha llegado puntualmente a mi correo electrónico el boletín semanal de Consulta Mitofsky y llama particularmente mi atención una encuesta realizada en torno a las supersticiones (percepciones en torno a la suerte).
Es importante advertir, que en el conteo de Nornilandias, siendo esta su época II, esta es la número 13. ¡Vaya coincidencia dirían algunos! ¿Será acaso una premonición?, preguntarían otros más. Mi respuesta es: ¡No lo creo!. No vivo de apreciaciones, sino que soy partidaria y generadora del pensamiento crítico.
Comienzo por decir que Mitofsky encuestó a 1,000 mexicanos mayores de 18 años directamente en sus viviendas, a través de entrevistas “cara a cara”, utilizando como herramienta de recolección de datos el cuestionario previamente estructurado.
Señalada a grandes rasgos la metodología utilizada, veamos cuales son esos resultados de la casa encuestadora:
• El 38% están convencidos que algunos eventos o sucesos pueden originar su buena o mala suerte. De este porcentaje se muestra como los hombres son más escépticos y las personas de mediana edad, nivel básico de escolaridad e ingresos bajos son más susceptibles de aceptar este tipo de creencias.
• La cuestión de suerte es sui generis, ya que mientras se menciona en primer sitio la creencia en Dios, también dicen obtenerla de patas de conejo, tréboles de hojas y otros amuletos. Dejando en otros escaños a ciertos comportamientos.
• Tener mala fortuna, dicen los encuestados, se debe a cuestiones como: tirar sal, ver o atravesarse con un gato negro, romper espejos, pasar por debajo de una escalera, entre otros. Esta respuesta va íntimamente relacionada con los eventos que los encuestados consideran de mala suerte.
• Finalmente, refiere el estudio: el 27% advierte como buena suerte encontrarse un trébol de 4 hojas; el 25% tener una “pata de conejo”; en tanto el 24% sostiene que ver una lluvia de estrellas es de buena fortuna y el 21% ve el “número 7” como un buen signo. Y el 11% dice que cualquiera de estos objetos son de buena suerte.
Lo que queda demostrado es: México vive en un eterno contraste, colmado de tradiciones y costumbres que enriquecen nuestra cultura popular. ¿Será que ello nos condena o nos libera?, ¿Creer o no en amuletos o sucesos para determinar nuestro andar por la vida? ¿Es válido ser supersticiosos? ¿Dependeremos de un suceso de “buena o mala suerte” para cambiar a México Lindo y Herido? Deseo que mis lectores contesten estas interrogantes.
Es todo por esta ocasión, un placer escribir para ustedes.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!