26 may 2015

CORRUPCIÓN Y ELECCIONES

@BarbaraCabrera

“Dejar de luchar, por culpa de la corrupción que hay en tu alrededor, es como cortarte el cuello porque hay barro afuera”
Nicolae Lorga

La Jornada / México SA / Carlos Fernández-Vega
¿Cómo enfrentarse a las elecciones ante tanta corrupción? Una cuestión cuyo debate permanece inacabado y que es preciso retomar en época electoral. Época donde el fenómeno de desafección de los ciudadanos hacia la política y las instituciones se intensifica; lo cual no es gratuito, ni producto de generación espontánea. Tiene sus raíces –sobre todo- en la corrupción, esa que el señor Peña dijo empequeñeciendo el problema que “se trata de un asunto cultural”. Pues no, este fenómeno es global, multifactorial y va más allá de la visión simplista y reduccionista de quienes como él, la minimizan porque no la entienden; o bien, no les interesa combatir por HIGAS y demás razones.
Sobre el particular, un nuevo documento sobre la corrupción se ha presentado en días recientes “México: anatomía de la corrupción” de María Amparo Casar; auspiciado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas [CIDE] y el Instituto Mexicano para la Competitividad [IMCO] (consultable aquí http://bit.ly/1KpnZBB) El documento aporta los principales índices, indicadores y mediciones sobre la extensión y frecuencia de la corrupción; habla de la permisividad gubernamental, la tolerancia social, sus costos, su regulación, instrumentos e instituciones.
Lo he dicho y lo reitero, para combatir este mal es necesario conocerlo, localizarlo, medirlo, identificar sus causas; para plantear soluciones viables para su implementación de manera paulatina.
Y es que existen fenómenos socio-políticos dignos de analizarse desde diferentes aristas y México ha demostrado ser tierra fértil para ser un amplio laboratorio en este sentido.
Una de esas aristas, es la observación de la corrupción política que implica el uso y abuso del poder para intereses y beneficios propios; que incluye, entre otros rubros: sobornos –ahora conocidos como moches-, desfalco y despilfarro del erario, conflictos de intereses, desvío de recursos, asignaciones y licitaciones amañadas, tráfico de influencias, entre otros.
Dichas situaciones se intensifican ante y con una ciudadanía pasiva, poco interesada en participar y cómplice del político de su preferencia, a sabiendas de la corrupción que lo arropa.
En esta radiografía de la corrupción, vemos como México obtiene una calificación de 35 puntos sobre 100 posibles [Índice de percepción de la corrupción 2014]; se sitúa en el lugar 103 de 175 países, según los datos arrojados de un estudio auspiciado por Transparencia Internacional. Datos coincidentes con el Banco Mundial que da a México 39 sobre 100 en sus indicadores de control de la corrupción, lo que coloca al país en el lugar 127; es decir, uno de las naciones más corruptas.
Gore Vidal, expresó que nuestra forma de democracia es el soborno en su máxima expresión; si éstas palabras las trasladamos al ámbito electoral, la razón le asiste tratándose de la compra-venta de votos; el envío de propaganda masiva para cooptar el sufragio; la protección institucional a los partidos políticos; y así otras tantas acciones y omisiones.
Encuestas van, encuestas vienen y por lo menos en el tema electoral la constante entre ellas refleja ese desencanto para acudir a las urnas. No dejemos pasar la oportunidad de provocar -con nuestras decisiones- un cambio y con ello contribuir al rescate de #MéxicoLindoyHerido, desde nuestras respectivas trincheras.
Faltan pocos días para la elección. Se acerca el 7 de junio. Los convoco a salir a votar en libertad y de manera masiva. Necesitamos hoy más que nunca ejercer ciudadanía y hacer valer nuestro poder ciudadano. De no hacerlo, el costo a la de por sí incipiente democracia que tenemos, será altísimo y no lo duden, será cobrado con intereses, corrupción e impunidad incluida.
Requerimos un cambio, equilibrar los poderes públicos; por eso no se olvide la convocatoria auspiciada por @iusfilosofo #QuítaleElCongresoAPeña
Y tú que me lees ¿Quieres formar parte de la solución o del problema? ¡Lo dejo a la reflexión!
 Por hoy es todo.
¡Hasta la próxima Nornilandia!