23 abr 2013

“LETRAS CHIQUITAS DE LA DEMOCRACIA”


@BarbaraCabrera

“Cuidado de la democracia. Como norma política parece cosa buena. Pero de la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”
José Ortega y Gasset

Acostumbrados a no leer instructivos, ni mucho menos examinar las letras chiquitas de contratos mañosos -que es donde se estipulan esos puntos finos que dan la ventaja a quien lo elabora- así estamos, no solo en #MéxicoLindoyHerido sino en otras latitudes.
Sabedores de que vivimos en una democracia, la mayor parte de quien se ostenta ciudadano cree que por esa simple calidad las cosas deben fluir como debiera ¡nada más alejado de la realidad! La democracia es –o debería ser- de quien la trabaja y no sólo representar diez letras que adornan discursos, buenas intenciones y promesas que se van reciclando a la menor provocación.
Políticos y sociedad transitamos en mundos paralelos. Aquellos dedicados a ejercer el poder, en ocasiones con sin razones otras tantas en sumisión a interés determinados; y los ciudadanos mentalizados de que las cosas así son. Todo ello se convierte en un círculo tortuoso, donde unos abusan y otros se quejan (cuando lo hacen) o se mantienen apáticos. Y entre tanto, la corrupción, impunidad y complicidad inunda el ambiente, donde no hay presupuesto y nómina que alcance para dar chamba a los cuates; donde hay que crear pactos, instituciones y dependencias que hagan creer que no son los mismos y son diferentes a los anteriores; donde hay que decir públicamente a quien es señalado de corrupción “no te preocupes, hay que aguantar”.
Ante tal situación, tal parece que esas letras chiquitas de la democracia –casi imperceptibles y poco leídas- dicen: “las promesas son para incumplirse”; “hay que hacer uso y abuso de los recursos públicos para posicionarnos”; “es imperativo desviar recursos públicos para ser un político respetado”; “si eres del equipo tengo que darte cobijo en la nómina”; “reformemos las leyes para ser más opacos, eso sí sin que se note”; “en la clase política no aplica restricciones”; “es preciso ganar elecciones sea cual fuera la manera” Y así continúan ad infinitum esas pequeñas letras que hay que saber leer e interpretar para actuar y decidir en consecuencia. Lo que sí les digo, es que no se crean todo lo que dicen los políticos; lo mejor es ser observantes, participativos, proactivos, simple y sencillamente hacer lo que nos corresponde, sin simulaciones y sin caer en la tentación de ser ciudadanos que abonemos a esas letras chiquitas de una democracia que como dijo alguna vez Jorge Luis Borges, es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística.

Por hoy es todo.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!