28 nov 2011

“¡SEAN SERIOS Y LEAN!”

@BarbaraCabrera

¡Larga vida a los libros!


A propósito de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, mejor conocida por sus siglas como la FIL, pareciera que México es un país de lectores y nada más alejado de la realidad. Dicho evento, organizado año tras año por quien desde hace algunos dirige el destino de la Universidad de Guadalajara; logra el objetivo de concentrar un gran cúmulo de personas de todas las edades, estratos sociales y formación académica en un solo lugar: la expo Guadalajara. ¿Cuál es el objetivo de cada asistente? es aquí donde surge la diversidad de respuestas. De entrada, podríamos responder: la meta es adquirir libros, tomar nota de nuevas alertas bibliográficas; conocer la cultura del país invitado; asistir a eventos de presentación de libros… no obstante, no siempre es así; en una observación directa de las personas que ingresan a esta feria del libro, un porcentaje importante va recolectando la folletería proporcionada desde el momento que pone un pie en la expo y se van repletos de bolsas de obsequios con montón de papeles que dudo mucho les sean de utilidad; otros tantos, manifiestan que asisten porque “nos lo dejaron de tarea”; otro cúmulo se concentra en torno a la comida rápida que se expende al interior del recinto y ahí comienza y termina su “aventura con los libros”. Otros tantos van a la FIL por ser el lugar de moda, el espacio de reunión con los amigos.

Para los que invertimos tiempo y dinero en el placer de la lectura; tener reunidas a editoriales de diversas partes del mundo, resulta una apoteosis donde compartimos experiencias con nuestros iguales, con quien hablamos el mismo idioma; todo esto con independencia de los manejos y el negocio que resulta de la multicitada FIL.

Personas van, personas vienen; el lugar está rebosante desde que abre hasta que cierra sus puertas. En un análisis prontón determinados personajes dirán “México sí lee y para muestra están los números de asistentes a la FIL”

Como lo afirmé en las primeras líneas de esta Nornilandia ¡nada más alejado de la realidad!. No todo es como aparenta: México NO es un país de lectores; la asistencia a un evento cada año no convierte a sus asistentes de manera automática en un espécimen de esta índole. La triste situación es que el mexicano lee al año un promedio de 2.9 libros, de acuerdo a resultados de la encuesta nacional de lectura realizada por el CONACULTA.

Libros en su estado tradicional; los electrónicos; audiolibros, sea cual fuere la modalidad elegida y con independencia del objetivo por el cual se lleva a cabo esa acción; los invito a hacer suya la lectura como un ritual magnánimo de encuentro con el pensamiento crítico – reflexivo – analítico ¿no creen que la lectura generara una manera distinta de pensar? ¿Acaso con información y argumentación podemos cambiar las perspectivas de las cosas? ¿Están de acuerdo en que el rescate de México lindo y herido lo podemos gestar a través de ideas sólidas adquiridas a través de la lectura?

El amor por los libros, la pasión por hacer nuestras las páginas escritas por diversidad de autores, no debe ser un tópico que sólo cada año se recuerde por unos cuantos días. Promoverla no sólo corresponde al gobierno; el cual no es capaz de vislumbrar un México donde se lea, de lo contrario la ciudadanía sería más exigente y eso puede no convenir a la élite en el poder. Está en nosotros dar la vuelta a esa página que daña a este país.


¡No permitamos que los lectores en México lindo y herido seamos una especie en peligro de extinción!


Es todo por hoy, tenemos un encuentro en la próxima Nornilandia.