15 nov 2011

“OBSTRUCCIONISMO LEGISLATIVO: ¡YA NO MÁS!”

@BarbaraCabrera

 “No podremos construir una cultura política y jurídica en tanto prevalezca la percepción de un ejercicio misterioso y distante de la política”

Diego Valadés

Una de las funciones primordiales del Poder Legislativo, es la de hacer leyes; ahora bien, esta loable labor tiene como fin esencial proporcionar certeza jurídica para concretar una adecuada armonía social, al buscar proveer a la sociedad de ordenamientos legales acordes a la realidad social imperante.
En este sentido, vemos como en la Cámara de Diputados se discuten, analizan y hasta negocian las diversas iniciativas que una vez agotado el proceso legislativo, se puedan convertir en las leyes vigentes que regirán a todos los integrantes de México lindo y herido: el tema a debate del momento es el presupuesto 2012, el cual al momento de redactar esta Nornilandia ya estaba aprobado en lo general y únicamente se discuten los artículos reservados. Dicho trámite ante el pleno, más que corte y confección cameral parece una planchaduría pública, donde los argumentos planteados por los legisladores –sobre todo de los integrantes de las minorías parlamentarias– quienes cuestionan la manera en la que se distribuyen los dineros públicos, son prácticamente fulminados. Ya se verá y reportará con toda oportunidad como terminará todo.
En este tenor, es conocido el evidente retraso o impedimento en la aprobación de iniciativas de ley que se torna imperativo dictaminar (sea para reformar, derogar, abrogar o expedir) para proporcionar a la sociedad herramientas legales para hacer frente a la problemática en que estamos inmersos, de esta situación deriva lo que se conoce como obstruccionismo legislativo.
Como dato cultural les diré, mis lectores: el Poder Legislativo arrastra un rezago legislativo de más del 90%, En dos años se presentaron 2 mil 392 iniciativas en la Cámara de Diputados y de ellas, sólo se han aprobado 199, mientras que 99 se desecharon, por lo que hay 2 mil 94 propuestas pendientes.
En este sentido, existen tres situaciones que coadyuvan para el incremento de este fenómeno: el filibusterismo (término difundido por Giovanni Sartori en su Ingeniería Constitucional Comparada que se refiere a la práctica de tomar la palabra por largo tiempo, con el fin de retrasar o impedir la acción legislativa); el rezago legislativo, así como los factores reales de poder o poderes fácticos.
Lo que es un hecho, es que México lindo y herido no puede, no quiere, ni merece continuar enfrentando este tipo de dificultades e incidencias, que suelen presentarse en diferentes ocasiones, separadamente o en las más variadas combinaciones y tiempos, que alargan o suspenden el proceso legislativo.
¿Se cumplen verdaderamente los plazos de dictaminación regulados en la reglamentación respectiva?, ¿Existen otros factores directos que inciden en este obstruccionismo?, ¿Cuáles son las consecuencias de que se retrase o impida la aprobación de iniciativas de ley presentadas en un tiempo determinado?
¡Hoy más que nunca requerimos un poder legislativo fuerte y determinado a conferir las herramientas legales para comenzar a cambiar la triste situación por la que atraviesa México lindo y herido!

Por hoy es todo.

¡Nos leemos la próxima Nornilandia!