3 jul 2024

EL ROSTRO DE LA DERECHA

 

Dra. Bárbara Leonor Cabrera Pantoja | Entre letras, con mi café y a un “x” de distancia me encuentran como @_BarbaraCabrera

 

 


Leí por ahí que si no sabes en qué dirección se aprieta o se afloja un tornillo, recuerda siempre que la derecha oprime y la izquierda libera.

¡Cuánta razón tiene dicha expresión!

 

Para conocer a la “derecha” es necesario analizarla no solo en su comportamiento, sino también desde la literatura y la historia. Por ello, en esta Nornilandia recomiendo un libro que data del año 2017 llamado “La derecha mexicana en el siglo XX: agonía, transformación y supervivencia”, coordinado por Xóchitl Patricia Campos López y Diego Martín Velázquez Caballero, un texto producto de reflexiones surgidas desde el Cuerpo Académico “Estudios Multidisciplinarios de Política y Derecho” de la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla), donde a través de sus páginas encontramos información relevante para desentrañar el pensamiento conservador.

A continuación, comparto algunos fragmentos que proporcionan algunos rasgos del rostro de la derecha.

·   La orientación ideológica conocida como “derecha” se aproxima a criterios conservadores, religiosos, de orden, reaccionarios, aristocráticos, xenofóbicos, excluyentes, etc.

·   Para estudiosos como Noel O’Sullivan no hay “derecha” sino “derechas”. Éstas mantienen un núcleo de valores comunes, pero, también, matices que hacen diferencias significativas. Las “derechas” se clasifican cuando menos en las categorías de reaccionaria, moderada, radical, ultra y nueva.

·  En el caso del concepto “derecha”, la falta de precisión en los términos lleva a ambigüedades que, a veces, permiten construir lugares comunes. Las definiciones formales, generalmente, la remiten al terreno parlamentario, reduciendo la “derecha” a la bancada que en el Parlamento británico se situaba a la diestra del monarca, identificada con los intereses del rey, de la aristocracia e identificada con el statu quo. Por otra parte, la falta de una definición que agote las necesidades de quien observa a la “derecha” como una mentalidad conduce más bien a inferir qué es la “derecha” a través de algunas características que tradicionalmente presentan grupos con cierto comportamiento político y social, de tal forma que se parte de la pregunta ¿quién es de “derecha”?

·        El pensamiento conservador nace y se desarrolla como reacción a diferentes expresiones del progreso: capitalismo, secularización, clases sociales, revolución democrática, industrialismo, ciencia, libre expresión e individualismo. El conjunto de estos elementos -es decir, la modernidad- representa para los conservadores el salto histórico que puede determinar en una forma peligrosa su statu quo. En tal sentido, el conservadurismo trata de incidir en cada uno de los rubros para contener la transformación que implican; cada proceso cambiario activa dispositivos reaccionarios e involucionistas en los seguidores de este pensamiento político.

·    Ahora bien, ¿Cómo relacionar conservadurismo y “derecha”? En la mayor parte de las ocasiones se ha denominado de “derecha” a quien asume valores conservadores. Generalmente cuando alguien asume que el statu quo debe permanecer inamovible, se señala la posición conservadora. A su vez, también se denomina de “derecha” -o conservador- a quien sostiene tendencias que reconocen la desigualdad entre los hombres y asumen que solamente el mérito personal estimula la superación de las adversidades.

Hasta aquí una probadita de la disertación presentada en el libro recomendado.

En suma, la derecha es hipócrita, tendenciosa, chapucera. Es odiadora y representa todos los males que aquejan al pueblo.

El rostro de la derecha refleja egoísmo, es mentiroso y está colmado de intrigas.

La derecha es ruidosa, manipuladora; amante del establishment y el statu quo.

La derecha práctica la filosofía del “truena dedos” esperando que con ello se cumpla, sin chistar, su voluntad.

La derecha es privatizadora y centavera; gusta de hincharse los bolsillos y las cuentas bancarias en paraísos fiscales a expensas del presupuesto.

Con su rostro, la derecha pretende engañar al pueblo queriéndose mostrar cercana; pero no, la derecha es distante, ajena a la realidad.

A la derecha no le gusta gastar la suela de sus zapatos, por eso sus entusiastas no conocen el país; la derecha vive en su mundo de caramelo y en un país imaginario.

La derecha con una mano defiende la democracia y con la otra alista el garrote para reprimir aquello que no le sea afín o resulte cómodo a sus intereses.

El rostro de la derecha descalifica y desacredita aquello que le es ajeno e incómodo, se siente segura al pregonar el pensamiento único.

En palabras de Jairo Calixto Albarrán:

“De niño, cuando escuchaba hablar de la derecha, pensaba que era como un personaje del pancracio, de esos villanos que se enfrentaban contra el Santo con sus triquiñuelas y le hacían toda clase de llaves retorcidas e ilegales sobre la lona. Luego vi que, en efecto, eso era la derecha, un costal de mañas montado en un espíritu claramente desprovisto de terapias freudianas que, enardecido, se mostraba rudo, rudo, rudísimo, mientras torcía todas las trancas de la legalidad con el fin último de agandallarse todo lo agandallable”

Así lo dijo el maestro Jairo Calixto en su libro más reciente “El derechairo que vendió su Ferrari” y continúa el mismo autor asestando como Humberto Eco “confeccionó una radiografía muy ilustrativa de la hermana república de Facholandia, de donde se retroalimenta la derecha en estos días: impera el culto desmedido por las tradiciones, se nutre el miedo de lo diferente, persiste un estado de constante amenaza, se mantiene la concepción de pensamiento único, el análisis es superficial, no se cuestionan los dogmas, se cultiva la conspiranoia a lo Big Brother, se rechazan las transformaciones, crece la manipulación informativa y se exaltan las frustraciones sociales”

Dicho lo anterior, sépase que, en México, el rostro del conservadurismo tiene nombre y apellidos, sus personeros más representativos que cargan ese costal de mañas a los que se refiere el buen Jairo son: Vicente Fox, Felipe Calderón, Lilly Téllez, Margarita Zavala, Santiago Creel, Xóchitl Gálvez, Ricardo Anaya, Kenia López Rabadán, Gabriel Quadri, Enrique de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Alejandro “alias Alito” Moreno, Marko Cortés, María Eugenia Campos, entre otros.

Mucha atención, algunos de estos personajes continúan enquistados en el poder público, unos en los gobiernos estatales, otros desde una curul. Estemos atentos a sus pasos y no permitamos que destruyan el camino de la transformación que estamos edificando para alcanzar el Estado de Bienestar instaurando el Humanismo mexicano.

 

Es todo por hoy.

¡Hasta la próxima Nornilandia!