@BarbaraCabrera
Cambiar al mundo, amigo Sancho, que
no es locura ni utopía, sino justicia.
Hace
algunos días platicaba con un grupo de amigos, los temas variados; el punto de
convergencia, la situación por la que atraviesa el país. Como podrán intuir esa
charla se prolongó por horas e incontables tazas de café. Los intercambios de
ideas y debates, de repente, se tornaban intensos.
Y no es
para menos, ya que cada uno de quienes integramos ese grupo vemos, percibimos y
vivimos de manera diferente este México, cuya descripción evocaría un sinfín de
calificativos, podemos decir que las complejidades hacen presa a la
cotidianidad, esa que de unos años para acá ha cambiado abruptamente, para
llegar al punto en donde estamos.
De esta
manera, sugerí poner los puntos sobre las íes en algunas de esas problemáticas
y ver como establecer posibles soluciones y acciones.
Ya que son
múltiples los temas álgidos, conversamos esencialmente de los políticos,
centrando la atención en los recientes acontecimientos del Instituto
Politécnico Nacional (IPN) y Ayotzinapa. Dialogar sobre ellos, implica abordar
tópicos relativos a los derechos humanos, sistema educativo, inseguridad y
estado fallido.
Comienzo
por Ayotzinapa, una población de Guerrero de este aún #MéxicoLindoyHerido,
donde se encuentra la sede de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, punto
central de un movimiento estudiantil que desde 2007 viene luchando por la
defensa del derecho a la educación; un movimiento al que se han sumado padres
de familia, organizaciones sociales de Tixtla, así como comunidades aledañas a
la normal y que ha trascendido más allá de la entidad.
Alrededor
de éste, se han producido pliegos petitorios, reuniones, manifestaciones,
marchas, negociaciones, mesas de diálogo y de trabajo, sin que hasta este día
exista solución a las demandas estudiantiles-ciudadanas. El punto de quiebra,
fue la reciente desaparición forzada de 43 estudiantes, la muerte de seis de
ellos y por comprobarse la identidad de los 28 cuerpos encontrados en una fosa
clandestina en Iguala, que se teme sean parte de los desaparecidos. Como quiera
que sea, el asunto ya es grave.
No perdamos
de vista que Guerrero, ocupa el tercer lugar a nivel nacional en analfabetismo;
de las 9 normales públicas de la entidad, la de Ayotzinapa es la única que
cuenta con la
Licenciatura en Educación Primaria. Esas 9 normales públicas
compiten contra 27 normales privadas existentes en Guerrero; hay más de 15,000
niños en edad escolar en el estado que no tienen acceso a la educación; y para
rematar, trasciende que hay entre 5,000 y 6,000 aviadores en la nómina
magisterial de la entidad. ¿Verdad que no están herradas las demandas de los normalistas? Por
cierto, este miércoles 8 de octubre a las 4 de la tarde la cita es en Ángel de
la independencia en marcha apoyo a Ayotzinapa, en redes los
#TodosSomosAyotzinapa #JusticiaParaAyotzinapa #JusticiaParaMéxico #8deOctubre
#México
Hoy la
mirada está puesta en Ayotzinapa y urgimos al Gobierno Federal a dar pronta y
satisfactoria tramitación y resolución respecto a lo que por obligación le
corresponde. Pongamos los puntos sobre las íes, exijamos a Peña Nieto responda:
¿Y los derechos humanos? ¿Para cuándo el Sistema Educativo dejará de ser
simulado? ¿Enviarás a Ayotzinapa a Osorio Chong para dialogar y resolver en
unos cuantos días sus demandas, tal como ocurrió con los estudiantes del IPN?
No es suficiente el envío de la gendarmería a Iguala y tus declaraciones en
cadena nacional de que no habrá impunidad.
Son
evidentes las fallas estructurales en el sistema educativo, no solo en este
punto de la república, sino en el país, ante las que Emilio Chuayffet Chemor,
quien se ostenta como Secretario de Educación ha hecho mutis. Y en cuanto a la
defensa de los derechos humanos, seguimos cuestionando ¿y la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos?
Veamos
ahora lo que ocurre en el IPN, donde -hasta el momento- la historia ha sido
distinta. Todo comenzó con la inconformidad ante la implementación de un nuevo
plan de estudios en la carrera de Ingeniería Civil, aplicado a partir del 11 de
agosto. A esto le siguió la aprobación de un nuevo Reglamento Interno, lo que
motivó que los politécnicos salieran a las calles por miles y lanzarán un
pliego petitorio de 10 puntos.
Y digo que
ha sido distinta, ya que aquí el gobierno no ha enviado a los represores y
provocadores para “reventar” el movimiento, sino que hizo acto de presencia uno
de los hombres fuertes de Peña: Miguel Ángel Osorio Chong, quien salió a dar la
cara y días después de nueva cuenta se sube al templete de los politécnicos
para aceptar todos y cada una de las demandas, destacando que “el gobierno
mantendrá siempre un diálogo abierto con ustedes, estudiantes del IPN”. Los
estudiantes de dicha institución han dicho, las respuestas son incompletas e
imprecisas.
Las
suspicacias y sospechosismos no se hacen esperar, y no es fortuito que así sea.
¿Por qué solo se escucha y se dialoga con este sector estudiantil? ¿Acaso
tendremos que pedir a los jóvenes politécnicos sumen las demandas de todos a
sus peticiones?
Estamos en
un país donde, a pesar de las constantes manifestaciones y descontentos, se
impusieron las reformas estructurales. Donde podemos decir que la máxima
¡arriba los impuestos y abajo los salarios! es una realidad.
Tal parece
que la distinción dada entre estos dos movimientos es que el primero se gestó y
se desarrolla en un poblado rural y el segundo en la capital del país. Desde mi
perspectiva, ambos demuestran que esos puntos convergentes a los que hice
alusión hace unos párrafos, a saber: derechos humanos, sistema educativo,
inseguridad y estado fallido, son factores de ese recurrente
#MéxicoLindoyHerido al que de manera constante hago alusión en Nornilandia y en
Twitter.
Para cerrar
este texto pongo de manera clara los puntos sobre las íes:
El
diagnóstico: México sufre una severa
peñanietitis.
Tratamiento
urgente y necesario: construcción de una mejor
ciudadanía: observante, proactiva, exigente y participativa.
Las
acciones: tan sencillo como comenzar
haciendo lo que a cada cual corresponde, sin simulaciones.
Es todo por hoy.
¡Nos leemos la próxima!