@BarbaraCabrera
“Con las leyes pasa como con las salchichas, es mejor no ver como se hacen”
Otto von Bismark
¿Existen técnicas y métodos para construir los proyectos legislativos? En caso afirmativo ¿se cumple con su aplicación? ¿Quién lleva a cabo esta labor metodológica? ¿Qué pasa cuando se impone la cuestión política?
La investigación legislativa que día a día se lleva a cabo para la elaboración de proyectos legislativos (llámese iniciativa de ley, proposiciones con punto de acuerdo, iniciativa de decreto); conlleva un proceso de análisis, a través de pasos bien estructurados; el cual requiere, la mayoría la de las ocasiones equipos de trabajo multidisciplinarios.
En esta tesitura, pareciera sencillo llevar a cabo esta labor; no obstante, dentro del andamiaje legislativo, existen inercias generadas por la multiplicidad de funciones que con motivo de su encargo tiene un legislador; y, excepcionalmente se establece un espacio para poner atención a esta parte.
A nivel Federal, la Cámara de Diputados cuenta con Centros de Estudios; el Senado tiene el Instituto Belisario Domínguez. ¿Qué pasa entonces con las Entidades Federativas?, algunas cuentan con Institutos de Investigación y Estudios Legislativos (el nombre es lo de menos, las funciones son lo más), que son los órganos técnicos idóneos para realizar dichas labores. Aunque se da la paradoja que, cada diputado cuenta con asesores propios; además de los contratados para la fracción parlamentaria y también existen otras áreas involucradas en alguna medida en el confeccionamiento camaral.
A continuación presento los puntos a favor y en contra que presenta esta temática:
PROS:
• Jurídico: Se construyen mejores proyectos legislativos y por ende, da como posible resultado la creación de leyes más adecuadas a las exigencias sociales.
• Político: Contar con buenos proyectos eleva la calidad del debate parlamentario, ya que los legisladores lo toman, en ocasiones como punto de análisis, tanto en comisiones como en el Pleno.
• Sociológico: La imagen del Poder Legislativo mejora, en el sentido de que sus trabajos denotan la inclusión de mejores elementos para dotar de ordenamientos jurídicos más adecuados.
• Administrativo: Al tomar en cuenta los trabajos de investigación llevados a cabo por los investigadores parlamentarios y asesores, se evita la improvisación.
• Histórico: La depreciación del trabajo legislativo va modificándose al mostrar a la ciudadanía proyectos bien sustentados y eso se palpa a través del trabajo en Comisiones y en los debates en sesiones plenarias.
CONTRAS:
• Jurídico: Debido a la diversidad de áreas administrativas y múltiples asesores que intervienen en la redacción de un proyecto legislativo; éstos tienden a elaborarse por separado.
• Político: El factor político predomina en la toma de decisión final sin tomar en consideración el trabajo de investigación previo para la elaboración de los proyectos legislativos. “Politización de las leyes”
• Sociológico: A la ciudadanía poco le interesa saber cómo se elaboran las leyes, lo que verdaderamente le importa es tener mejor calidad de vida. Lograr el beneficio social es la meta, si un proyecto legislativo tiene o no una metodología es de poca relevancia.
• Administrativo: Desconocimiento de algunos legisladores de la existencia de las áreas que coadyuvan con este tipo de trabajos para la adecuada elaboración del proyecto legislativo.
• Histórico: Las prácticas parlamentarias, a través del tiempo, han llevado en ocasiones a tomar “formatos” que van de generación en generación de asesores o investigadores; haciendo el trabajo sin una metodología razonada. Recordemos que cada proyecto es distinto y tiene fines específicos.
Como se ha observado en esta Nornilandia, aunque existen elementos técnicos para la elaboración de las leyes que nos rigen, tras bambalinas suele imperar el factor político. ¿Será que como lo afirmó Bismark, nos beneficie no sabe cómo se hacen las leyes al igual que las salchichas?
Espero sus valiosos comentarios,
¡Nos leemos la próxima!