@_BarbaraCabrera
“¡Sonamos, muchachos! ¡Resulta que si uno no se apura
a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!
Tira número 1822 de Mafalda
Es un hecho, vivimos tiempos
interesantes e inéditos. Estamos en una época donde nos toca hacer historia.
Por ende, tal como lo expresó Mafalda –personaje icónico de Quino- en la frase
inicial de esta Nornilandia, es ineludible actuar para no conformarse con el
orden establecido, lo cual lo relaciono con el poder ciudadano que en los
últimos años se ha incrementado exponencialmente, mismo que en México ha
quedado de manifiesto de forma contundente en el año 2018, cuando millones de
mexicanos acudimos a las urnas y votamos por un cambio de régimen que
actualmente está en marcha, conocido como Cuarta Transformación de la vida
pública, liderada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador quien en
diversas ocasiones ha manifestado: “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. La
expresión aviva el espíritu del artículo 39 constitucional que dice: “La
soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder
público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo
tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de
su gobierno”; redacción que permanece intacta desde el 5 de febrero de 1917,
cuyo ideal constituyó durante décadas de neoliberalismo, una utopía; una mera
declaración de amor constitucional.
A partir de dicho artículo es
posible afirmar que el pueblo es el soberano y deposita su soberanía en
representantes populares y gobernantes para dar cauce a la vida pública. La cuestión
es cuando aquellos no cumplían el mandato del pueblo y atendían a intereses
distintos, o únicamente obedecían a aquellos que las élites les dictaban; esto
ocurría durante el antiguo régimen neoliberal, del cual aun quedan resquicios
en algunas Entidades Federativas, donde “gobierna” (énfasis en las comillas)
los personeros de la oposición moralmente derrotada, quienes hacen gala de su
desprecio por el pueblo con obras a medio construir y de baja
calidad; ejecutan proyectos sin licitar; derrochan el erario como si el dinero
fuera suyo; se ofuscan si algún medio osa cuestionarlos, lo de ellos es
mantenerlos a raya maltratándolos o chayoteándolos; se la pasan viajando al
extranjero, dizque para promocionar al Estado; dan chamba a sus amigos con
sueldos exorbitantes; reprimen, espían y acallan a los ciudadanos disidentes; y
lo más burdo es que endeudan a
En este sentido,
es trascendente recordar las palabras del presidente Andrés Manuel expresadas
en la conferencia de prensa matutina del 20 de enero de este año –conocida como
Por
ello, está en nuestras manos combatir esos vestigios de neoliberalismo incrustado en algunos
Estados, y ya que tenemos dispuesto el bastón de mando ¡hagámoslo posible!
Afortunadamente, con el cambio de
régimen a nivel federal, se han efectuado diversas adecuaciones legislativas;
entre las que se encuentran aquellas tendientes a instrumentar aquellos mecanismos
de participación ciudadana que durante la época neoliberal poco interesaron a
quienes gobernaron y/o ocuparon una curul, ya que la intervención de la
ciudadanía en la esfera pública y el poder que ésta pudiese ejercer, fue
duramente soslayado.
De manera paulatina se han incorporado en la Constitución, así como expedido las leyes correspondientes, para incluir aquellos instrumentos para que el pueblo ejerza plenamente el bastón de mando. Tal es el caso de las adiciones al artículo 35 al incorporar las figuras de revocación de mandato, así como la consulta popular. Como dato cultural es importante decir que dicho numeral enlista los derechos de la ciudadanía, para que lo tengan presente.
En cuanto a las
consultas populares son varios los ejercicios llevados a cabo –aún antes de
estar plasmados en la Constitución- de ello ya les hablé en otras Nornilandia.
Uno de los más
relevantes lo viviremos en próximos meses, se trata de ejercer el mecanismo de
revocación de mandato. Nosotros, los ciudadanos ya hicimos lo nuestro: reunir
las firmas necesarias para solicitar se lleve a cabo dicha consulta popular.
Ahora corresponde al Instituto Nacional Electoral (INE) realizarla, si boicotea
nuestro derecho por cualquier motivo no descartemos llenarnos de acciones para
no permitir esta tropelía. Baste recordar que el árbitro electoral no es
imparcial y ha tomado partido para ponerse del lado de la minoritaria oposición
moralmente derrotada. ¡Atentos a ello!
Por lo pronto,
ya tenemos fecha: el 10 de abril de 2022 acudiremos a las casillas instaladas
por el INE para votar en la consulta popular para la revocación de mandato, un
ejercicio cívico-democrático inédito el cual como bien lo dijo el Presidente
López Obrador en La Mañanera del 27 de enero de 2022 “la oposición no quiere
acreditar el método de revocación de mandato porque no le gusta que sea el
pueblo el que decida, y lo otro, porque están pensando hacia delante. Y es que
si dejamos establecido este mecanismo, en el futuro se podrá recurrir a él para
remover de sus funciones a un mal presidente, que se crea omnímodo y
todopoderoso” “Lo fundamental es dejar establecido este método que reafirma que
en un sistema democrático, el pueblo es el que manda” En efecto, ante el cambio
de régimen: el pueblo tiene el bastón de mando.
En este sentido,
la pregunta que leeremos en la papeleta será:
¿Estás de
acuerdo en que Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos
Mexicano, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la
Presidencia de la República hasta que termine su periodo?
Las opciones
posibles son dos: que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o
que siga en la Presidencia de la República.
El llamado está
hecho, la invitación es que acudamos en libertad y con nuestro bastón de mando,
para demostrar una vez más el poder ciudadano que con la Cuarta Transformación
de la vida pública de México está más vigente que nunca.
Porque
revocación de mandato significa que el pueblo pone y el pueblo quita.
Hagámosle saber
a esa minoritaria, ruidosa, tendenciosa y rencorosa oposición que se siente
grande, que están y continuarán estando moralmente derrotados. Y que nosotros,
tenemos el bastón de mando.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima
Nornilandia!