29 nov 2011

“DE CÓMO EL “TRIUNVIRATO ECLESIÁSTICO” PISOTEA LA CONSTITUCIÓN”

@BarbaraCabrera

“La iglesia católica es esencialmente una institución política que administra una religión”

Revista Eme Equis #215



…Y comienzo esta columna con la anterior frase, debido a los hechos que se han suscitado de un tiempo para acá, donde el adagio de “al césar lo que es del césar y a dios lo que es de dios”, parece que se ha quedado en el olvido.

Para contextualizar cito palabras de Daniel Cosío Villegas, que advierte que desde el Constituyente de 1857, “La Iglesia Católica estaba metida hasta el cogote en la política nacional, y en ella gastaba lo mejor de su inteligencia, sus mayores recursos y casi todo su tiempo… Juzgaba sencillamente incontenible que su posición en la vida política nacional pudiera dejar de ser alguna vez la central y más encumbrada de todas… (por ello) puso en la lucha un ardor, una rudeza y una impiedad extremas, más una enorme inteligencia (…)”

Dicha situación, con el tiempo, fue ampliamente superada y ello se consagró con la separación del Estado y la Iglesia, principio plasmado en el artículo 130 contenido en la Constitución Federal vigente, el cual parece no conocen tres personajes visibles de la Iglesia señalada: Norberto Rivera Carrera, Juan Sandoval Iñiguez y Hugo Valdemar Romero.

Por ello, y en espera de que alguien les proporcione una copia de esta columna, reproduzco parte esencial de dicho numeral, y que se lea con mayúsculas, subrayado y cursivas:

Artículo 130. El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley.

(…)

a) a d)

e) Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, OPONERSE A LAS LEYES DEL PAÍS O A SUS INSTITUCIONES, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.

(…)

Y con ello termino de citar dicho artículo.

Lo que demuestra este “triunvirato eclesiástico” con sus declaraciones e intromisiones a los asuntos de Estado, es una profunda ignorancia y desprecio a las leyes del país. Y para muestra, van las siguientes joyas declarativas:

Dúo dinámico Norberto Rivera Carrera y Hugo Valdemar:

Ya hace un tiempo, tanto Hugo Valdemar como Norberto Rivera, criticaron la posición de los partidos políticos ante la iniciativa de ley que se discutió en la Asamblea Legislativa para interrumpir el embarazo.

Por otra parte, Norberto, calificó de inmorales y aberrantes los matrimonios entre las personas del mismo sexo, dijo que lo que estaba sucediendo con estas uniones, de facto legaloides, así las calificó, son acciones inmorales y dice que la actividad pone en peligro la dignidad y los derechos de la familia, que constituyen el bien común de la sociedad.

Además, Rivera Carrera, afirma que las injusticias cometidas contra la comunidad homosexual en México nunca serán una justificación para conceder falsos derechos que afectarán a niños inocentes a quienes se les negará el derecho de tener un padre y una madre para su adecuado desarrollo moral y psicó-afectivo.

Hugo Valdemar en su calidad de vocero de la Arquidiócesis de México responde como mejor sabe hacerlo, de una manera radical y retadora, y afirma que “los pronunciamientos del cardenal Norberto Rivera no son “injerencistas” (…) porque su función no es política, sino moral; y advierte que si el purpurado “callara no cumpliría su misión de defender al rebaño de los lobos rapaces que lo acechan para confundirlo, dispersarlo y destruirlo”

Para abonar a la serie de declaraciones que atentan contra el Estado de Derecho, Valdemar Romero dice que “la legalización del asesinato de niños inocentes e indefensos en el vientre de la propia madre, la legalización del asesinato de ancianos con la ley de eutanasia, la aprobación de supuestos matrimonios de personas del mismo sexo y la preocupante adopción de niños inocentes de parte de los mismos. Ahora sabemos que quieren legalizar las drogas y una serie de leyes que lo único que lograrán es la perversión y descomposición de la sociedad”.

Ahora el turno de Juan Sandoval Iñíguez:

Dicho representante del clero mexicano, se encuentra en el ojo del huracán desde hace bastante tiempo; y sus dichos últimos más relevantes que demuestran su intromisión a los asuntos que no le son propios son:

Afirmó que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fueron maiceados (o sobornados) por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Luis Ebrard Casaubon, así como por Organismos Internacionales, -sin precisar cuáles-, con el propósito de votar a favor de que los matrimonios de personas del mismo sexo, tengan capacidad de adopción de menores de edad.

Y se atrevió a preguntar a unos reporteros si “¿A ustedes les gustaría que los adopte una pareja de maricones o lesbianas?”. Sin comentarios.

El día de ayer (12 de octubre) y durante la homilía ofrecida con motivo de la Romería de la Virgen de Zapopan, Juan Sandoval, quien no conoce el significado de la palabra prudencia, arremetió en contra de los matrimonios homosexuales y dejo claro que el modelo de familia es el que representa la unión de María y José. Y remata asegurando que los grupos gays no le preocupan, pues son minoría.

Ante tal situación, ya existen reacciones de la clase política y de Instituciones del Estado mexicano, entre ellas la de la SCJN cuyo pleno aprobó en agosto pasado un punto de acuerdo para censurar de manera unánime las declaraciones del cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, con motivo de los señalamientos que ya he manifestado en párrafos que anteceden.

Por su parte, Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del DF, presentó una demanda civil por daño moral contra Juan Sandoval y Hugo Valdemar. El Jefe de Gobierno dijo a los medios que llevó a cabo esta acción porque “no se puede permitir que este asunto se quede así porque sería tanto como consentir que se ponga en riesgo la naturaleza del estado laico”

Mientras que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) abrió procesos de investigación motivados por varias quejas recibidas en esta dependencia, derivadas de expresiones presuntamente discriminatorias contra personas no heterosexuales emitidas por el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, y por otros ministros de culto de la Iglesia católica.

Como puede verse, las declaraciones de Hugo Valdemar, Juan Sandoval y Norberto Rivera, además de reflejar el desprecio de la alta jerarquía hacia el estado laico y un reto a lo que establece el 130 Constitucional; van mucho más allá de ejercer su derecho fundamental a la libertad de expresión; del cual puede hacer uso cualquier ciudadano. El punto es, hasta donde termina ese derecho, sobre todo cuando sus declaraciones se sustentan en asuntos de estado que no les compete aprobar y con ello polarizan una ya de por sí muy dividida sociedad, exacerbada por una fe religiosa.

Finalizo esta columna afirmando que quien califica derechos constitucionales como aberrantes, a todas luces comete un exceso.

Y el tema da para mucho más. Mientras tanto, espero sus comentarios.

¡Nos leemos la próxima Nornilandia!