@BarbaraCabrera
…Y luego se preguntan los Diputados: “¿por qué no nos quiere la ciudadanía?”
Veo de manera regular el Canal de Congreso. Antes de iniciar la Sesión de Pleno de la Cámara de Diputados correspondiente al 5 de abril de 2011, se genera un debate que tiene en la palestra pública varias semanas; se parla sobre la contratación del personal dedicado al aseo del Palacio de San Lázaro. Se preguntarán ustedes ¿y cuál es la relevancia?, muy sencilla se torna la respuesta: dichos contratos se llevan a cabo a través de la subcontratación, eso que se conoce como outsourcing. Si mis lectores, leyeron bien OUTSOURCING.
Algunos Diputados defienden de manera férrea esta manera de contratar; y está la otra parte que critica este tipo de prácticas.
Los cuestionamientos por los interesados en estos temas no se hacen esperar, y aquí algunos de ellos: ¿Por qué la Cámara tiene bajo su servicio a más de 150 personas con esta modalidad? ¿Quién y cómo se elije a la empresa que prestará el servicio? ¿Existe alguna repercusión para el trabajador estar contratado bajo este esquema? ¿Si la institución no es el patrón, entonces no puede otorgar estabilidad laboral? ¿Es válido que al terminar su contrato una empresa en cuestión, la que tome su lugar sea de un pariente cercano? ¿Pierden o no los trabajadores que laboran bajo este diseño?
La diversidad de criterios no se hace esperar. Ante la interrogante de por qué la Cámara no contrata de manera directa a estos trabajadores; el Presidente de la Comisión de Administración, afirma que así se contrataba en “otras legislaturas” ¿entonces si los cánones prácticos del parlamentarismo contrastan con el recién aprobado Reglamento de la Cámara, será llevado a cabo de las maneras ya actuadas? Indudablemente la respuesta dada por el legislador es corta de miras e insulta la inteligencia de quienes somos analíticos y observantes de la vida pública nacional.
Lo que es un hecho, es que los contratados bajo este esquema no generan antigüedad en la Cámara de Diputados, las prestaciones recibidas serán las que su empresa les ofrezca. De esas 150 personas, algunas tienen más de una década laborando en este poder público bajo la outsourcing. Ello delinea una política laboral cuestionable y que dará ejemplo (espero que no) a demás áreas gubernamentales.
Comienza la sesión, el tema queda de lado y algunos legisladores actúan como si continuáramos en el país de antaño donde no pasa nada. ¿Hasta cuándo? Será así mientras la ciudadanía continúe alentando un valemadrismo exacerbado.
Espero sus valiosos comentarios.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!